El informe que analiza el papel clave y la responsabilidad de las plataformas digitales en la Unión Europea pone de manifiesto su gran poder y la necesidad de revisar la efectividad de la normativa para garantizar una protección adecuada de los usuarios. En este contexto, cuando la fragmentación regulatoria es una realidad y la normativa no evoluciona a la misma velocidad que lo hace el propio funcionamiento de las plataformas, la autorregulación se convierte en la mejor alternativa para que, de forma voluntaria, mejoren su responsabilidad, incrementen las medidas de protección de los usuarios y aporten soluciones efectivas a las incidencias o vulneraciones que puedan existir.
¿Qué define y caracteriza a las plataformas digitales?
Para comprender en qué contexto se desarrolla este análisis hay que entender qué aspectos caracterizan a las plataformas digitales:
- Un modelo de negocio en el que el valor se genera a partir de la participación de los usuarios, ya sea mediante interacciones o transacciones y no por el suministro de productos y servicios;
- La capacidad para recopilar y procesar un gran volumen de datos que le permiten optimizar sus servicios y generan un gran volumen de beneficios;
- Su facilidad para alterar los mercados existentes y crear nuevos;
- El intercambio de información o transacción entre usuarios;
Bajo esta definición encontramos, por lo tanto: motores de búsqueda, redes sociales, proveedores de intercambio de medios en línea (música, vídeo, blogs), servicios de mensajería, tiendas de aplicaciones, sistemas de viajes compartidos y plataformas colaborativas, entre otras.
¿Qué normativa regula su funcionamiento?
El marco europeo que regula el funcionamiento de las plataformas es la Directiva de comercio electrónico 2000/31 en la que se establecen aspectos como el principio de control de país de origen. Según esta medida, las plataformas se rigen por los requisitos legales de los estados miembros en los que se establecen.
De manera adicional, en marzo de 2018 la Comisión Europea propuso un conjunto de medidas para luchar contra contenidos digitales ilícitos. El acuerdo entre los estados miembros y las plataformas pretende detectar, eliminar y prevenir de manera rápida este tipo de publicaciones a través de:
- Reglas transparentes y herramientas eficaces para identificar el contenido ilegal;
- Controles más estrictos para garantizar los derechos fundamentales de los usuarios;
- Una cooperación más estrecha con las autoridades;
Por otro lado, en esa misma línea de trabajo de autorregulación, el Código de prácticas sobre desinformación que une a diferentes sectores entre los que se encuentran las plataformas, incluye un conjunto de compromisos para:
- Incrementar la transparencia de la publicidad;
- Implementar políticas claras sobre el uso de sistemas de automatización;
- Priorizar información relevante, auténtica y autorizada;
- Mejorar la responsabilidad de las plataformas sin limitar la innovación;
- Alcanzar un equilibrio entre el cumplimiento normativo y el desarrollo tecnológico;
- Encontrar soluciones más efectivas para luchar contra contenido no adecuado, difícil de perseguir al no poderse declarar como ilegal;
- Informar y empoderar a los usuarios con el objetivo de que sean conscientes de cuáles son sus derechos;
- Bloquear, eliminar y prevenir la recarga de material ilícito;
Finalmente, y en cuanto al importante papel que realizan las plataformas en su labor de intermediación y según lo establecido en la Directiva 2005/29 /CE, tendrán que adaptar su forma de trabajar para:
- Asegurar un entorno regulatorio correcto en el que se establezcan las relaciones entre sus usuarios;
- Tomar medidas para que los comerciantes externos cumplan con la normativa sobre, consumo, marketing y la relativa a la seguridad de los productos;
¿Cómo evolucionará la regulación de su funcionamiento?
En definitiva, ante el gran poder económico y social que tienen las plataformas y la preocupación de las autoridades para garantizar una regulación de su actividad que proteja los derechos y libertades de los usuarios, los códigos de conducta y los acuerdos facilitan un funcionamiento más transparente de este mercado.
De esta manera, el enfoque flexible y abierto a la modificación continua de la normativa vigente para adaptarse a nuevas realidades se presenta como la mejor solución. El necesario equilibrio entre el cumplimiento normativo y el desarrollo de la actividad de las plataformas pasa por establecer un conjunto claro de obligaciones a la vez que se incluyen medidas adaptadas a diferentes tipos de negocios y a una realidad cambiante.