Tan sólo unos días después de que DeepSeeker, la IA china low cost, entrara en la escena mundial haciendo temblar los cimientos de Silicon Valley y reabriendo el debate ético y moral en la hoja de ruta que debe servir de guía a la hora de desarrollar y utilizar IA, el 2 de febrero, los capítulos I (disposiciones generales + Alfabetización en materia de IA) y II (Prácticas de IA prohibidas) de una norma tan emblemática y pionera a nivel global, como es el Reglamento de Inteligencia Artificial, comenzaban a ser de aplicación.
- El capítulo I contiene disposiciones generales y otras en cuanto a las medidas que los proveedores y responsables del despliegue de sistemas de IA deberán garantizar a los efectos que su personal y demás personas que se encarguen en su nombre del funcionamiento y la utilización de sistemas de IA tengan un nivel suficiente de alfabetización en la materia.
- El capítulo II contiene disposiciones en cuanto a Prácticas de IA prohibidas, quedando prohibidas entre otras, prácticas que permitan la introducción en el mercado o la puesta en servicio o la utilización de un sistema de IA que se sirva de técnicas subliminales que manipulen o influyan de manera sustancial el comportamiento de una persona o un colectivo de personas; la utilización de un sistema de IA que explote personas o colectivos vulnerables para alterar de manera sustancial comportamientos de modo que provoque, o pueda provocar razonablemente perjuicios considerables.
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